jueves, 25 de junio de 2009

LOS INICIOS DE LA GRANDE BOUCLE

El primer banderazo de salida se dio el 1 de julio, a las 15:16 de la tarde -o eso dicen-, para ser más concretos. Pero no tenían pensado empezar exactamente así. Veamos entonces cómo nació la idea:
Hay un par de teorías sobre su nacimiento, pero voy a coger la más romántica y menos sanguinaria. Por eso del 1902, Pierre Gilfard tenía una enorme influencia en París. Escribía crónicas de ciclismo para el diario "Le Petit Journal" pero, lo más importante, era director del periódico deportivo por excelencia, "Le Velo", que vendía 80.000 ejemplares, siendo así líder en Francia. ¿Cómo consiguió tal veneración de su publicación? Fácil. Pues porque estaba organizando carreras como la Burdeos-París o la París-Roubaix, que le hacían multiplicar los adeptos.
Es así como, un ex-ciclista llamado Henri Desgrange -harto de las abusivas tarifas impuestas por Gilfard, como tantos otros- creó otra publicación llamada "L'Auto-Velo" para hacerle sombra. Aunque el primero se imprimía sobre verde y el segundo sobre amarillo, Gilfard decidió ir a los Tribunales por tener nombres tan parecidos. Y ganó, por lo que Desgrange tuvo que recortar el nombre a "L'Auto".
Eso sopuso un bache para las aspiraciones de Henri, pero siguió adelante con ideas para superar a la competencia. Es entonces cuando, el 20 de noviembre de 1902, a un cronista del periódico llamado Geo Lefèvre le da por decirle a su jefe: "¿Por qué no organizamos una Vuelta ciclista alrededor de Francia?". La idea era maravillosa. Además, Desgrange tenía en propiedad el velódromo del Parque de los Príncipes, por lo que, en enero de 1903 ya publicaron una columna titulada "Tour de France, le plus grande", anunciando la carrera y convocando a valientes dispuestos a recorrer los 2428km que suponían partir de París hacia Lyon, Marsella, Toulouse, Burdeos, Nantes y volver a la capital. ¿Para atraer a más gente? 20.000 francos en premios. Estaban citados el 1 de junio.



Pero la idea tuvo muy pocos adeptos... había que tomar medidas drásticas. Así que se aplazó al salida para el 1 de julio, se rebajó la cuota de inscripción a 15 francos y se aumentaron los premios. Eso ya era otra cosa. Así que 60 valientes partían ése 1 de julio en busca de Lyon. La friolera de ¡467km! les separaban, pero eso no fue impedimento para que el conocido Hypolitte Accouturier arrancara des de un principio. En Lyon y tras 17 horas, 45 minutos y 13 segundos (aunque los cronómetros de la época no fueran muy exactos) Maurice Garin se plantó en primera posición, un minuto antes que su compañero Pagie. ¿Por qué el favorito Accouturier no ganó? Pues porque le pilló una indigestión fea, pero le dejaron seguir sin contar por la general y se llevó los dos siguientes parciales, incluida la que tenía el primer puerto de la historia, el Col de la République. Sin embargo, Garin no abandonaría nunca el liderato y ganaría con casi 3 horas de ventaja sobre Lucien Pottier.
Se cuenta que Lefèvre lo hacía absolutamente todo: era árbitro, auxiliar, juez de llegada y hasta el cronista. Daba la salida, cogía un tren hasta adelantar a los primeros y verlos pasar corriendo en direciión opuesta a la competición. Repetía el ritual unas veces e iba hacia meta
El éxito era descomunal; las crónicas de Geo Lefèvre causaban furor entre los franceses y se cuenta que unos mil ciclistas acompañaron a Maurice Garin en sus últimos kilómetros de camino gloriosos hacia el Parque de los Príncipes (también ganó la última etapa, así como la penúltima).



Pero tan bien no fue en la segunda edición, cuando el Tour estuvo al borde del abismo. Oficialmente, volvía a ganar Garin, pero había centenares de acusaciones de participantes que recortaron camino cogiendo trenes por lo que, cuatro meses después de terminada, se decidió descalificar 12 participantes, entre los cuales los cuatro primeros. ¿Qué consecuencias tuvo eso? Pues que se impuso el más joven de la historia, Henri Cornet (con 20 años).

sábado, 13 de junio de 2009

PERURENA Y LA VUELTA

El nombre de "Txomin" Perurena irá siempre muy ligado al de la Vuelta a España, aunque triunfó en otros muchos ámbitos, como demuestran sus 158 victorias como profesional; entre ellas la montaña del Tour de Francia.



Fue el año 1966 cuando, dentro las filas del Fagor, debutó un joven corredor de Oiartzun llamado Domingo Perurena, Txomin para los conocidos. Luis Otaño era el líder de aquel equipo, y el joven vasco iba muy ilusionado, con el objetivo de conseguir algún parcial y alguna clasificación secundaria, ya fuesen las metas volantes, la montaña o ambas cosas. Finalmente, hizo segundo en dos etapas y se impuso en la última, la de Bilbao, que ganó en solitario subiendo Kastexana y, aparte, se llevó las metas volantes y quedó segundo a la montaña en pos de Gregorio San Miguel, por tan sólo dos puntos.
En la primera edición ya se había consagrado, lo que lo trajo a trece participaciones más, estando así empatado a 14 en la gran vuelta hispana junto con Fede Etxabe y Eduardo Chozas.

Nunca llegó a ganarla, pero sí que vivió en primera persona la cruda derrota el año 1975, al perder el liderato por sólo catorce segundos ante Agustín Tamames, en una contrareloj que finalizaba en el velódromo de Anoeta. Aún así, vistió de líder en cuatro ediciones más, lo que también era récord por cuando se retiró. Según él, lo que le hizo más feliz de esta prueba fue el atrevimiento -y el virtuosismo- con que afrontó su primera participación y los años en los que colaboró con José Manuel "el Tarangu" Fuente corriedoe con el KAS, y se dónde impuso.

Corrió coincidiendo con dos cracks sin precedentes de este deporte: Jacques Anquetil y Eddy Merckx. Él destaca al primero por su caballerosidad y designa a Indurain como su sucesor. Al segundo lo califica como el mayor campeón que ha dado el ciclismo y saca méritos a la victoria de Maertens el año 1977, puesto que lo ve fruto de la virtuosidad de un año que no la constancia de una carrera ciclista.

Era un gran ganador. Sin ir más lejos, el año 1972 consiguió 30 victorias. Él afirma haber conseguido, en total, 156 victorias, dos menos que el recuento oficial.
Yo siempre le he considerado un ciclista moderno, por el hecho de ser un ciclista rápido y que subía bien, a parte de ser un profesional como casi ningún otro.