Se nota, se siente, le Tour está presente.
Las calles se abarrotarán de gente durante 3 semanas en las que el país bretón será el centro del mundillo ciclista, deportivo y casi que social.
A sabiendas de que el deporte de los pedales está en su momento de máximo esplendor hasta el momento, los franceses estan que no caben de su orgullo por el dominio que tienen sus corredores y por el apasionante duelo que protagonizarán dos de ellos:
-¿Anquetil o Poulidor? -comenta, cómo cada año, el abuelo sentado en el banco del pueblo junto a otra decena de ancianos.

En efecto, ellos dos son el centro de todas las miradas.
-Maitre, hombre, el Maitre. Cómo siempre -afirma otro en un vago intento para zanjar en tema-.
No es de extrañar pues, Anquetil ya lleva 4 victorias -récord ya- y va a camino de ampliarlo hacia la quinta conquista del Parque de los Príncipes. Aún así, la confrontación en la conversación de esos admirables y veteranos aficionados del mundo de la bici es notoria y apasionante.
-Algún día tiene que pasar que Jacques caiga en montaña, o sino que le vaya mal la táctica. Éste año es el de Pou-Pou.
-Pero, todo y diciendo que Poulidor le pudiera ganar tiempo -que poco le ganaría-, Mounsier Crono se lo saca en las cronos...
-¡Pero que Anquetil no sube bien y así no se puede ser un gran dominador!
-Acaso Poulidor lo es...
A priori, tema zanjado. Antes de la batalla, los pronósticos dicen qeu Jacques Anquetil ganará y sobrado sino hay ningún desastre. Se equivocaban.

En un principio, no iban desencaminados: las primeras etapas llanas se las repartían entre Darrigade, Altig y Janssen (lógico), la CRE se la llevaba el KAS... Hasta que llegó la montaña con el liderato de Rudi Altig.
La primera y larga jornada montañosa, se la adjudicó -lógicamente, también- Federico Martín Bahamontes para dejar de sorprendente líder a Georges Groussard (que acabó de forma excepcional 5º en la general ése año, cuando su segunda mejor actuación fue 30º). La siguiente etapa se la adjudicó Anquetil recortando tiempo con el líder y dejando clara su postura: voy a ganar hasta ennla montaña.
Siguen las etapas y, cómo siempre, se lleva la crono individual Anquetil de nuevo y, tras 4 jornadas más en las que salieron victoriosos Julio Jiménez, Edward Sels, Poulidor y Bahamontes nos encontramos a la víspera de una crono, con una general apretadísima y dos cronos y una etapa montañosa por delante. El debate se reprende:
-¿Dónde está el Poulidor que gana a Anquetil en montaña? -se burlaban los seguidores de Jacques.
-Está crudo, está crudo. Pero a pesar de no ser un ganador se ha impuesto en una etapa.

-Y Anquetil también, y en montaña.
-Tú espérate, que hay el Puy de Dôme por delante.
-Pero también dos cronos largas...
Se acaba el debate de nuevo. No hay color: juntitos en la general y 80kms de crono por delante. Ganará Anquetil.
Sigue la carrera y en la primera crono se impone Jacques y se viste de amarillo. Y llega la etapa del Puy de Dôme y los dos héroes nacionales estan separados por poco menos de un minuto. Ninguno de los dos subía excepcionalmente bien y se dejó patente en la etapa.
Se llegó al volcán temido tras más de 210km en als piernas y con los escaladores luchando por la victoria parcial y con Anquetil y Poulidor jugándose la general poor detrás (foto).
Estaban exhaustos, avanzaban a golpe de riñón y iban haciendo eses por la carretera. Se llegaron a tocar y a estar a punto de caer.
A poco para la meta, se fue Poulidor y adelantado llegó a la meta dónde se impuso de nuevo Juilo Jiménez. La recta de meta estaba vacía y todo los cronómetros en marcha: 10 segundos, 15 segundos, 25 segundos... a alrededor de 40 segundos de Pou-Pou llegó un cansadísimo Anquetil que, por pocos segundos, mantenía el maillot jaune. Era consciente. Ya había ganado el Tour. Tan sólo faltaba la crono finald e París en la qeu se volvería a imponer para ampliar su ventaja en la general a... tan sólo 55 segundos.
Todavía está gravado éste Tour en las retinas de los buenos aficionados al ciclismo, y también el corriente social que crearon éstos dos genios de los pedales: que dividieron el país en los pensamientos, a pesar de ser un enfrentamiento desigual.